Miguel Littin, director de cine chileno, en la época de la dictadura de Pinochet, tuvo que realizar una visita clandestina a su país para poder filmar los hechos que sucedían y hacerlos conocer en la realidad tal cual eran.
Littin tenía prohibido entrar al país, sin embargo tuvo que falsificar documentos, crearse otra identidad y hasta fingir tener una nueva esposa, la que posteriormente le ayudaría a coordinar citas con personas que podían darle información valiosa para la realización del documental. Así, afrontó muchos obstáculos para no ser descubierto y consecutivamente huir cuando se enteraron de su presencia en Chile.
Littin tenía prohibido entrar al país, sin embargo tuvo que falsificar documentos, crearse otra identidad y hasta fingir tener una nueva esposa, la que posteriormente le ayudaría a coordinar citas con personas que podían darle información valiosa para la realización del documental. Así, afrontó muchos obstáculos para no ser descubierto y consecutivamente huir cuando se enteraron de su presencia en Chile.
El trabajo de Littin fue muy duro y sacrificado, durante seis semanas, con tres equipos de filmación realizaba su documental, arriesgándose, entrevistando a chilenos, tanto que estaban a favor o en contra de la dictadura, obteniendo al final una película de dos horas para el cine, en donde se pretende mostrar al mundo la atroz represión durante la dictadura.
Pero no sólo se debe mencionar el sacrificio físico que tuvo que hacer Littin, sino también el fingir ser otra persona, su modo de hablar de caminar, el no poder ser la persona que era y más que nada una persona libre en su propia Patria. Todo eso siempre le produjo un mayor esfuerzo y a la final le afectó de gran forma.
Considerándose este un gran hecho y a su vez un gran documental, el muy reconocido periodista colombiano Gabriel García Márquez transcribe las experiencias vividas por Littin y crea su libro “Las aventuras de Miguel Littín clandestino en Chile” a su estilo periodístico.
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