En el año de 1922, en el Ecuador empezó a surgir el trabajador asalariado en la industria que estaba al tanto de los acontecimientos. Existía un ambiente donde se podía hablar con libertad y facilidad. Se empezaba a hablar de sindicalismo y de reivindicaciones sociales, pero de forma clandestina ya que ello no era sido bien visto por los empleadores.
Los sindicatos empezaron a formar levantamientos cada vez más violentos por el cambio que hacía que los productos importados, estuviesen tan caros, además de los problemas globales de la sociedad.
Pero la huelga más pronunciada fue la que se dio lugar el 15 de noviembre de 1922, donde todos los trabajadores de Guayaquil cesaron de trabajar y se manifestaron dura pero pacíficamente, para que bajaran los precios, se controlase el dólar y se permitiese la formación de sindicatos. Se dirigieron hacia la gobernación para solicitar la libertad de algunos presos. El gobernador accedió.
De pronto se oyeron disparos y los manifestantes trataron de huír ya que las tropas del gobierno se habían tomado las calles laterales, dejándolos sin vías de escape. Se disparó contra todos. Hubo cientos de muertos que fueron lanzados al río para ocultar la carnicería.
Pero la matanza no fue sólo en Guayaquil, en la provincia de Tungurahua, en la hacienda Leito, trabajadores protestaron exigiendo mejores jornadas. De igual forma se produjo una matanza donde murió un centenar de personas.
Este hecho fue la primicia para que hoy en día se tenga una jornada laboral aceptable. Fue necesario, como en otras revoluciones, que exista la muerte de miles de personas para que se de un cambio. Estos son los verdaderos héroes, los que lograron dar vuelta a la página por un mejor futuro de quienes aún no habíamos nacido.
Joaquín Gallegos Lara, fue quien plasmó este hecho en páginas, en su obra "Cruces sobre el Agua" que narra el horror y el dolor, que subsistió por algunos años, de echar cruces en la tumba sin nombre que era el río.
Bibliografía: calendariohistorico.paginasamarillasec.com